DE IRRESPONSABILIDAD EN IRRESPONSABILIDAD
Por José L. Tavárez H.§
Al PRD, en su condición de partido eminentemente clientelista, le resulta extremadamente difícil menejar el Estado con sentido de responsabilidad y asumir una visión estratégica donde prime el interés nacional por encima de la búsqueda de prebendas y favores individuales.
El “Deme lo Mío Enseguida” (DEME), como filosofía conductora de la cosa pública es incompatible con la institucionalización del país y los planes de dasarrollo a largo plazo. De hecho esta forma de menejar el estado resulta contradictoria con la inversión pública y la transparencia en la administración de los recursos nacionales.
Fruto de este estilo de gobernar, hoy nos encontramos sumidos en el caos y la desesperanza, más empobrecidos, arropados por un gran desorden social, carentes de seguridad ciudadana y sin un ápice de confianza en las actuales autoridades.
La depresión colectiva del pueblo dominicano, exceptuando naturalmente a quienes medran a la sombra del gobierno perredeísta, se origina en una serie de eventos y ejecutorias que han puesto de relieve la indolencia gubernamental frente a los problemas y retos que encara el país en la presente coyontura histórica.
La gente ha visto descender sus niveles de vida cuando, “el gobierno de la gente”, ha encarecido todos los bines y servicios que consumimos. El presidente que una vez dijo que el pueblo no sabía de macroeconomía nos ha hecho entender el significado de este concepto y las concecuencias prácticas que conlleva el deterioro de esa variable. Ahora todos sabemos que si el peso pierde su valor en más de un 100%, como ha sucedido en esta gestión, nuestros ingresos se reducen en la misma proporción. Añádase a esto el estancamiento de los salarios, el deterioro de los servicios públicos y la reducción del gasto social real.
La promesa de “gobernar para todos sin olvidarme de los suyos” hecha por Mejía, solo se ha cumplido en la última parte, con la secuela de nepotismo y amiguismo que se evidencia en la presente administración. Los cuidadanos comunes nos hemos tenido que conformar con lamentarnos ante la inflación galopante y ver cómo todo marcha de mal en peor.
Lo que prometía ser una magnifica lucha contra la corrupción naufragó en la más escandalosa impunidad de propios y extraños. El mismo gobierno se ha encargado de restar legitimidad a una lucha que es indispensable para salir del atraso en que nos encontramos y, lo peor, ha dejado la impresión de haber generalizado el mal que se proponía combatir. Trajano Santana, colaborador de este gobierno, ha denunciado que 120 mil millones de pesos han sido tragados por la corrupción. (Cfr. La Información, 16/01/04, p.2).
El presidente ha cumplido al no invertir en megaproyectos, pero poco ha hecho por dar mantenimiento a las obras ya construidas o fomentar pequeñas obras de desarrollo. Ante esto a muchos nos gustaría saber hacia adónde han fluido los miles de millones recaudados por un gobierno que no solo ha aumentado la carga impositiva (ITBIS, combustibles, peajes, salida, importación-exportación, anticipo, recargo cambiario, selectivo, etc.), sino que ha duplicado la deuda externa e interna en tres años de gestión.
Con pesar se observa el deterioro de las principales carreteras del país, incluyendo la Autopista Duarte, después de haber triplicado el costo del peaje. Esto solo se entiende a la luz de una gestión irresponsablemente clientelista que malgasta el dinero de todos en pagar una nómina supernumeraria, en “regalar” autobuses a sindicatos y asociaciones fantasmas, en sobrevaluar compras y repartir dádivas entre la clientela del PRD.
Al rosario de inconductas y desaciertos habría que sumarle la recompra de las EDES, la politización de la JCE, el manejo de la justicia y las “reformas constitucionales”, entre ellas la reelección y la Ley de Lemas. En su afán continuista el PPH y demás grupos del PRD socaban las bases de la incipiente democracia que tanto trabajo nos ha costado ir construyendo.
El PRD ha demostrado una vez más que cuando está en el poder se comporta como una federación de grupos que se reparten el erario cual si fuera un botín de guerra, desestabilizan las instituciones, endeudan irresponsablemente al país y se olvidan de los objetivos estratégicos que apuntan hacia un mejor porvenir para todos los dominicanos. ¿Merece este partido seguir rigiendo los destinos de la patria? Sea usted el jurado.
§ El autor es profesor universitario en las áreas de filosofía y psicología: jotatavarez@yahoo.com
domingo, 26 de octubre de 2008
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