domingo, 26 de octubre de 2008

El Gobierno de la Cuidad de Santiago

EL GOBIERNO DE LA CIUDAD DE SANTIAGO

Por José L. Tavárez Henríquez*

El bienestar y el desarrollo de los pueblos pasan indefectiblemente por la educación. Lamentablemente el liderazgo local carece de la visión y la voluntad política para impulsar la educación ciudadana. Se prefieren las obras de infraestructura porque se ven y tienen un peso en el mercadeo político y porque detrás de ellas se esconden beneficios económicos que permean las administraciones municipales.

Santiago ha invertido en los últimos años ingentes recursos en la recolección de basura, pero muy poco en educar a la municipalidad sobre la necesidad de mantener su entorno limpio. Tampoco se ha creado una normativa que regule y penalice a quienes ensucien o contaminen la cuidad.

Este estado de cosas contribuye a que los santiagueros tengamos que vivir, no solo entre inmundicia y malos olores, sino en la más espantosa contaminación sónica y visual. El ayuntamiento que da las franjas para el concho local nada hace para que estos transportistas dejen de sonar como locos las bocinas sin importar que estén frente a escuelas iglesias o simplemente en medio de los ciudadanos.

El cabildo local tampoco se inmiscuye el cuán destartalados estén los vehículos y mucho menos si emiten desechos contaminantes. Posiblemente se parte del supuesto de que son padres de familias pobres y deben vivir, pero más que eso, se piensa en que son votantes o no se quiere entrar en conflicto con el sindicato.

Cuando se camina por la ciudad nos encontramos con nuestras reatas sembradas de letreros que afean el paisaje y dificultan la visibilidad. Lo paradójico del caso es que las compañías publicitarias están amparadas en contratos con el propio ayuntamiento donde alguien se ha beneficiado con este contrasentido.

Otro tanto sucede con las áreas verdes convertidas en vertederos, depósitos de chatarras o han sido privatizadas por algún padre de familia para comercializar cualquier cosa. Hace algún tiempo dos columnistas de La Información se refirieron al desorden que impera en las calles céntricas de la cuidad donde los buhoneros han tomado el control de las aceras obstruyendo el libre tránsito de la gente.

Ante todo esto muchos nos preguntamos en cuáles manos está el gobierno de la ciudad, qué atribuciones tienen estas autoridades y qué les impide cumplir con las funciones para las que fueron electas. Sabemos que parte de las razones están asociadas con un estilo tradicional y clientelista de hacer las cosas, pero por otro también se relaciona con una ciudadanía desconocedora de sus derechos e ignorante de los daños que recibe por el desorden imperante.



Algunos pensarán que se trata de un problema de recursos pero, sin un cambio de mentalidad de las autoridades edilicias, se podría duplicar el presupuesto y el desorden seguiría igual. Se trata de desarrollar programas creativos de educación ciudadana para los cuales existe personal capacitado y medios disponibles en la comunidad santiaguera.

Conjuntamente con la labor sensibilizadota habría crear o aplicar si y existen las normas que garanticen un medio más sano para todos y todas. Estamos seguros que el chofer o conductor que se le retenga el vehículo hasta que esté en condiciones de transitar con seguridad y sin dañar el ambiente buscará la manera de adecuarse a la nueva realidad. Asimismo ningún buhonero morirá de hambre si le impiden tomarse un pedazo de la calle para él.

Está siendo hora de que nos organicemos como ciudadanos y cuidemos el medio en el que vivimos, que exijamos nuestros derechos y cumplamos los deberes que nos impone la vida en comunidad. También es tiempo de que aprendamos a evaluar a las autoridades municipales, no solo por las obras de infraestructura, sino también por las respuestas que ofrezca a las necesidades de los munícipes.
* El autor es Profesor Universitario
jotatavarez@yahoo.com

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