DE AMOR, DESAMOR Y RABIA
AMOR
Los girasoles del patio
Ese gusto por los colores me viene desde lejos
fue aprendido entre las breñas
siguiendo el vuelo del zumbador errante
y el pequeño arco iris pintado en sus alas.
Me gustaba el sol metido entre la lluvia
las hojas amarillas danzando en su caída
el verde del pasto creciendo bajo el tiempo
y la paja herida por el acero brusco.
Tal vez desde entonces amaba la belleza
los colores desprendidos de la tarde
mi instinto viajaba tras tus ojos
y se detenía en los girasoles del patio.
En lugar de la tarde
Si no tuviera que hacer con estas horas
escribiría un poema interminable
para ventilar mis motivos inconfesos
y para ti sin duda.
Pero la tarde me asedia con ruidos
debo esquivar las nubes de palomas
dejar pasar el tiempo inexorable
y pensar, pensar, pensar.
Sí ahora te escribiera
mi poema estaría lleno de estudiantes
deportistas corriendo a todos lados
y hojas amarillas danzando a la deriva.
Como ves
mi poema sería un mosaico de impresiones
con datos inconexos del planeta
y estarías allí en el tumulto.
Por eso
como no sé qué hacer con esta tarde
pienso en ti, y si supiera
tú serías mi poema, estoy seguro.
Redes transparentes más allá del sueño
En el silencio cosechado más allá del tiempo
donde la lluvia es sencillamente ociosa
y las estrellas son rótulos colgados en los muros.
Un mundo producto del devenir constante
sacado de la nada
regido por coordenadas nuevas.
Allí donde abro los ojos a otro espacio
a tiempos y a voces inauditas
donde el griterío se transformó en cascada.
Allí llegó tu nombre posado en mis espaldas
para cruzar conmigo las fronteras
cantando su canción de siempre.
Allí tu nombre ordena las cosas a su paso
a ratos se esconde en mis instintos
y teje redes transparentes más allá del sueño.
Un motivo cercano
Esta mañana sorprendí un galope oscuro
eran burbujas de café subiendo por la greca
olores mañaneros despedazándose entre el humo
y un canto de utensilios lo llenaba todo.
Era feliz recuerdo claramente
veía mi rostro en los espejos negros
hacía remolinos con las sombras
y pensaba en ti dormida todavía.
Regresaba a mi cuarto compartido
la noche se había escapado casi toda
se iba por las ventanas de tu almohada
y el motivo despertaba entonces.
Tu sonrisa
Hoy vi tu sonrisa
la ciudad se iba durmiendo
la gente pasaba aprisa
y el sol era ya sólo un recuerdo.
Hoy vi tu sonrisa
era un día como otros tantos
la rutina iba trepándose a los árboles
y la trivialidad se hacía palabra cotidiana.
Hoy vi tu sonrisa
caminé entre ex-alumnos y saludos
llovían los rostros antes vistos
el pavimento pasaba sereno y uniforme.
Hoy vi tu sonrisa
la realidad se volvía tangible
el mar lejano era una mancha fosforescente
y habría gaviotas en algún lugar del mundo.
Hoy vi tu sonrisa
ranas hacían el amor en las lagunas
las babosas subían por el tiempo con desprecio
y alguna mujer estaría pariendo en su bohío.
Hoy vi tu sonrisa
las garzas seguían pasando por el cielo
quizá habría lagartijas escondidas
y los autos se oían veloces a lo lejos.
Hoy vi tu sonrisa
sonaban disparos en los barrios
las lágrimas eran parte de las cosas
y habría pedazos de sueños en las calles.
Hoy vi tu sonrisa
como una flor sobre las cosas
ventana abierta ante mis ojos
nota limpia traída por el viento.
Hay un verso en mi silencio
Hace mucho tal vez que no le escribo
sin embargo mientras mi pluma duerme
van surgiendo poemas en la calle
versos que huelen al sudor de la fatiga.
No le escribo, y sin embargo
mi corazón habla de ella en los latidos,
lo cotidiano se teje siempre en su presencia
y mis amigos arman estrofas con su nombre.
En el silencio se gestan poemas virginales
trozos que saltan a la vida vueltos besos
manos enlazadas creando fantasías
y detrás del ring ring la voz celeste.
Su sombra es tan cercana en estos días
que mis células son partes del poema
ella surge detrás de cada cosa
y hay un verso también en mi silencio.
Bienvenida
Bienvenida a mis manos bienamada
caminante saltarina de mis poros
dueña de la flora brumosa de mi cuerpo
de la espuma dormida entre mis manos.
Bienvenida gaviota de alas blancas
dueña del viento y lo azul puesto en mi cielo
barredora implacable de las nubes
negadora de espinas y de nieve.
Llegas mansa, la paz viaja en tu cuello
eres así, como la lluvia fresca
fértil en el amor y la ternura.
Viajera que haces florecer mi sangre
eres como brisa entre mis pensamientos
dueña de mis secretos y esperanzas.
Hoy vi tu sonrisa
la ciudad se iba durmiendo
la gente pasaba aprisa
y el sol era ya sólo un recuerdo.
Hoy vi tu sonrisa
era un día como otros tantos
la rutina iba trepándose a los árboles
y la trivialidad se hacía palabra cotidiana.
Hoy vi tu sonrisa
caminé entre ex-alumnos y saludos
llovían los rostros antes vistos
el pavimento pasaba sereno y uniforme.
Hoy vi tu sonrisa
la realidad se volvía tangible
el mar lejano era una mancha fosforescente
y habría gaviotas en algún lugar del mundo.
Hoy vi tu sonrisa
ranas hacían el amor en las lagunas
las babosas subían por el tiempo con desprecio
y alguna mujer estaría pariendo en su bohío.
Hoy vi tu sonrisa
las garzas seguían pasando por el cielo
quizá habría lagartijas escondidas
y los autos se oían veloces a lo lejos.
Hoy vi tu sonrisa
sonaban disparos en los barrios
las lágrimas eran parte de las cosas
y habría pedazos de sueños en las calles.
Hoy vi tu sonrisa
como una flor sobre las cosas
ventana abierta ante mis ojos
nota limpia traída por el viento.
Hay un verso en mi silencio
Hace mucho tal vez que no le escribo
sin embargo mientras mi pluma duerme
van surgiendo poemas en la calle
versos que huelen al sudor de la fatiga.
No le escribo, y sin embargo
mi corazón habla de ella en los latidos,
lo cotidiano se teje siempre en su presencia
y mis amigos arman estrofas con su nombre.
En el silencio se gestan poemas virginales
trozos que saltan a la vida vueltos besos
manos enlazadas creando fantasías
y detrás del ring ring la voz celeste.
Su sombra es tan cercana en estos días
que mis células son partes del poema
ella surge detrás de cada cosa
y hay un verso también en mi silencio.
Bienvenida
Bienvenida a mis manos bienamada
caminante saltarina de mis poros
dueña de la flora brumosa de mi cuerpo
de la espuma dormida entre mis manos.
Bienvenida gaviota de alas blancas
dueña del viento y lo azul puesto en mi cielo
barredora implacable de las nubes
negadora de espinas y de nieve.
Llegas mansa, la paz viaja en tu cuello
eres así, como la lluvia fresca
fértil en el amor y la ternura.
Viajera que haces florecer mi sangre
eres como brisa entre mis pensamientos
dueña de mis secretos y esperanzas.
Era
Era yo un camino de piedras dormidas
un trazo violento dejado en el suelo
tiempo amontonado como polvo estéril
los sueños hervían para morir luego.
Era un camino lejos de la sangre
lejos de la vida, el agua y la risa
iban mis amigos callados y tristes
bajo tres estrellas, rotas, desteñidas.
Era el pasado, todavía sin ti
marcha bajo el eco dolorido y sordo
todo previo a lo bello y tierno
anterior también a rosas y besos.
Luego en vez de piedras estaban tus ojos
tu piel abría camino a mis sueños
la vida trepaba hasta tus colinas
y tus manos iban recogiendo estrellas.
DESAMOR
Se hace la ternura
Se hace la ternura
surge donde quedó su ausencia
donde sus manos grabaron huellas en el aire
y en el vacío por donde huyó su pelo.
Es una ternura para armar su sombra
desprender del viento su perfume
restituir lo amarillo a su mirada
y retener el eco de su andar frecuente
Se llenan las manos de ternura
fluye como miel dulce-salobre
hecha de ausencias y de esperas
y de sueños nacidos a su sombra.
Sobre la espalda el cadáver de lo triste
sin embargo me atraviesa la ternura
va cantando en mi pena la ternura
mi cama se hace tierna, por si vuelve.
Se hace la ternura
surge donde quedó su ausencia
donde sus manos grabaron huellas en el aire
y en el vacío por donde huyó su pelo.
Es una ternura para armar su sombra
desprender del viento su perfume
restituir lo amarillo a su mirada
y retener el eco de su andar frecuente
Se llenan las manos de ternura
fluye como miel dulce-salobre
hecha de ausencias y de esperas
y de sueños nacidos a su sombra.
Sobre la espalda el cadáver de lo triste
sin embargo me atraviesa la ternura
va cantando en mi pena la ternura
mi cama se hace tierna, por si vuelve.
Como la lluvia
Esta lluvia que lo grisea todo
hunde sus cristales en mi piel
avanzo apartando su telaraña viva
rompo sus hilos y se recomponen a mi espalda.
Sólo existe la lluvia en todos lados
posada serenamente donde estuvo la tarde
no hay casas, ni árboles, ni calles
el pensamiento es solo lluvia derramada.
tu imagen va surgiendo de las aguas
como humedad de lágrimas salobres
te vuelves infinitamente gris
y te fundes con las brumas de la tarde.
Como la tarde
Hoy es una de esas tardes
sin paredes donde fijar la vida
con un techo azul colgado de las horas
con una brisa holgazana y tímida.
Es una tarde así, como tantas
poblada de conversaciones triviales
hombres anudándose el calor en la garganta
mujeres amaestrando colores en el rostro.
Hay mariposas trazando zigzag en amarillo
el sol hundiendo sus dardos en la espalda
el absurdo convertido en ecos electrónicos
la inutilidad hecha sudor sobre la frente.
Es una tarde así desde hace un rato
de corazón pesado con entrañas torpes
transcurre lenta entre minutos muertos
los autos le rebasan y luego se pierden
Camina sobre el filo mortal de los segundos
con los brazos desnudos extendidos
sin duda va buscando compañía.
Mi mano marcha aún como la tarde.
Esta lluvia que lo grisea todo
hunde sus cristales en mi piel
avanzo apartando su telaraña viva
rompo sus hilos y se recomponen a mi espalda.
Sólo existe la lluvia en todos lados
posada serenamente donde estuvo la tarde
no hay casas, ni árboles, ni calles
el pensamiento es solo lluvia derramada.
tu imagen va surgiendo de las aguas
como humedad de lágrimas salobres
te vuelves infinitamente gris
y te fundes con las brumas de la tarde.
Como la tarde
Hoy es una de esas tardes
sin paredes donde fijar la vida
con un techo azul colgado de las horas
con una brisa holgazana y tímida.
Es una tarde así, como tantas
poblada de conversaciones triviales
hombres anudándose el calor en la garganta
mujeres amaestrando colores en el rostro.
Hay mariposas trazando zigzag en amarillo
el sol hundiendo sus dardos en la espalda
el absurdo convertido en ecos electrónicos
la inutilidad hecha sudor sobre la frente.
Es una tarde así desde hace un rato
de corazón pesado con entrañas torpes
transcurre lenta entre minutos muertos
los autos le rebasan y luego se pierden
Camina sobre el filo mortal de los segundos
con los brazos desnudos extendidos
sin duda va buscando compañía.
Mi mano marcha aún como la tarde.
No estás, es todo
Si no fuera el pasado tan cruel en estas horas
si la lluvia detuviera su andar triste
sobre el cristal de mi ventana
si el rugir del viento se perdiera en tu risa fresca
si hoy fuera ayer!
Pero no estás, es el hecho
tu recuerdo resbala sobre mis manos húmedas
tu risa es eco petrificado en mis oídos
no estás, es todo.
Sin embargo, pueblas el dolor de estas ausencias
estás en los fantasmas de la casa
en la muerte de estas noches lentas
y en la esperanza incierta de encontrarte.
Cuando las palabras son tan frágiles
Cómo decirte amada que te quiero
cuando las palabras son tan frágiles
y envejecen al estrenar sus alas.
Cómo hacer que aceptes el te quiero
si a veces mis palabras son espadas
o como enjambre de flechas te laceran.
Cómo convencer tu mirada triste
cuando un portazo resume mi discurso
y tus palabras resbalan en mi espalda.
Sin embargo
insisto en decirte que te quiero
aunque el discurso tropiece con mil ruidos
y los fantasmas asusten mis palabras.
Si prefieres
no aceptes mi te quiero todavía
déjalo abrirse paso en la melaza
y vagar inseguro bajo sombras.
Si prefieres
no abras las puertas de tu alma
que mi amor quede fuera, bajo lluvias
y una mañana sin nubes dale asilo.
Cómo decirte amada que te quiero
cuando las palabras son tan frágiles
y envejecen al estrenar sus alas.
Cómo hacer que aceptes el te quiero
si a veces mis palabras son espadas
o como enjambre de flechas te laceran.
Cómo convencer tu mirada triste
cuando un portazo resume mi discurso
y tus palabras resbalan en mi espalda.
Sin embargo
insisto en decirte que te quiero
aunque el discurso tropiece con mil ruidos
y los fantasmas asusten mis palabras.
Si prefieres
no aceptes mi te quiero todavía
déjalo abrirse paso en la melaza
y vagar inseguro bajo sombras.
Si prefieres
no abras las puertas de tu alma
que mi amor quede fuera, bajo lluvias
y una mañana sin nubes dale asilo.
RABIA
Canto para una súplica amarilla
Oh señor de diez años!
dueño del ruido de la calle
auditor entre los desperdicios
caballero andante en la desesperanza.
A veces yo quisiera ser tú
para dormir tirado en un portal cualquiera
ser amigo cercano de las ratas
compartir el secreto de todos los insectos.
Debe ser muy divertido, sabes?
hurgar en los montes de basura
desenterrar tesoros de alimentos
y regresar a ningún sitio cada tarde.
Con un destino tan cierto en el segundo próximo
un destino hecho de lo presente
polvareda y calle, calle y polvareda
insultos y bocinas, insultos y bocinas
semáforos y agua jabonosa
brazos metálicos negando sobre los parabrisas
y aveces la lástima de níquel cayendo al pavimento.
Con el peligro próximo como una camiseta
es para que cantes jubiloso
dando gracias al señor de lo presente
vivan los buenos días y corbatas!
loada sea la ropa planchada y olorosa!
Porque tú con los otros eres dueño de las calles
inventaste la tristeza de los ojos
resumiste miseria y desamparo
desamparo y miseria en ambas manos
donde la mugre reemplazó las uñas
y te dejó una súplica amarilla.
Algo está por nacer del fuego
Recuerdas Víctor cuando el planeta hervía?
las rocas líquidas corrían por la espalda
y la piel nos gemía bajo el fuego.
Luego vinieron las lluvias, me sigues Víctor?
y el dolor se escurrió por las cunetas,
fue cuando la encontré bajo el paraguas
llevaba rosas despiertas en el pelo
y dos estrellas dormidas en el rostro
Era extraña!
Su risa era aguacero entre las hojas
y hablaba de planetas vecinos
de islas fascinantes pobladas de gaviotas.
El viento hacía surco a sus palabras
tu lo recordarás Víctor, aunque no estabas!
porque nosotros comimos peces azules
y una fruta espinosa en nuestro mar del patio.
El dolor no había nacido todavía ¿Recuerdas?
Ahora amigo perdona, la lluvia ha cesado
otra vez el sol se instala en mi cabeza
va buscando las piedras en su sombra.
Las hormigas arrastran su risa y sus palabras
otro volcán hace erupción en las espaldas
las islas fascinantes se disuelven como espuma
Sin embargo, no te vayas hermano todavía
serás testigo, algo late cercano
se oye un llanto.
Adiós a la sonrisa
Ayer se despidió de mi la sonrisa
arrastrando sus pies sobre las hojas secas
rumbo al pasado con pasos imprecisos
despertando temores insepultos.
Adiós amiga de noches bullangueras
huella borrada del rostro cotidiano
caricatura colgada en la corbata
mueca al turista llevada en el trasero.
Percibo su aroma en la distancia
como agua muerta desde antaño
sangre corriendo tras la muerte
olor a pólvora quemada.
Ayer se despidió de mi la sonrisa
dejándome la prensa sobre el lecho
noticias ensangrentadas de otras partes
la locura cabalgando a rienda suelta.
Niños empapados de calles y miserias
toneladas de plomo a las espaldas
dólares a La Contra, contra todo
maldita la sonrisa, por supuesto.
Homenaje
Meterte en la montaña comandante
un Caracoles frío de febrero
no fue el comienzo de tu muerte
sino el despertar de tiempo nuevo.
De ahora en adelante comandante
nadie podrá vestirse con tu capa
ni jugar con tu nombre a ser valiente
de ahora en adelante comandante.
Porque tu bota firme penetró en el lodo
del lado en que se pudre lo pudrible
y sin decir dijiste casi todo
hablando a la montaña por tu rifle.
De abril a Caracoles se durmió tu pueblo
nadie escuchó tu paso guerrillero
la culpa hoy nos punza comandante
y sembramos el mar de flores en febrero.
Ayer se despidió de mi la sonrisa
arrastrando sus pies sobre las hojas secas
rumbo al pasado con pasos imprecisos
despertando temores insepultos.
Adiós amiga de noches bullangueras
huella borrada del rostro cotidiano
caricatura colgada en la corbata
mueca al turista llevada en el trasero.
Percibo su aroma en la distancia
como agua muerta desde antaño
sangre corriendo tras la muerte
olor a pólvora quemada.
Ayer se despidió de mi la sonrisa
dejándome la prensa sobre el lecho
noticias ensangrentadas de otras partes
la locura cabalgando a rienda suelta.
Niños empapados de calles y miserias
toneladas de plomo a las espaldas
dólares a La Contra, contra todo
maldita la sonrisa, por supuesto.
Homenaje
Meterte en la montaña comandante
un Caracoles frío de febrero
no fue el comienzo de tu muerte
sino el despertar de tiempo nuevo.
De ahora en adelante comandante
nadie podrá vestirse con tu capa
ni jugar con tu nombre a ser valiente
de ahora en adelante comandante.
Porque tu bota firme penetró en el lodo
del lado en que se pudre lo pudrible
y sin decir dijiste casi todo
hablando a la montaña por tu rifle.
De abril a Caracoles se durmió tu pueblo
nadie escuchó tu paso guerrillero
la culpa hoy nos punza comandante
y sembramos el mar de flores en febrero.
Las acacias mudas
En el mañana por el hoy de ahora
las acacias verán pasar la brisa
secarán sus espigas bajo tierra
para hacer silencio a las metrallas.
Con sinfonía de botas y tanquetas
la noche olerá a sueños muertos
la piel de las estrellas danzará sin rumbo
y Minerva pondrá su trono entre nosotros.
Los grillos mudos y azorados
oirán los metales de la orquesta
los acordes respaldarán la sangre
gloria a la muerte y la violencia.
En el mañana por el hoy de ahora
las acacias verán pasar la brisa
secarán sus espigas bajo tierra
para hacer silencio a las metrallas.
Con sinfonía de botas y tanquetas
la noche olerá a sueños muertos
la piel de las estrellas danzará sin rumbo
y Minerva pondrá su trono entre nosotros.
Los grillos mudos y azorados
oirán los metales de la orquesta
los acordes respaldarán la sangre
gloria a la muerte y la violencia.
Luciérnagas
Era la desnudez del cielo claro
estrellas en carne viva, sangrante
la brisa transportando girasoles
canto de grillos azorados.
La noche estaba irrumpiendo entonces
había sapos saltando a la deriva
almas bailoteando en los faroles
recuerdos cubiertos de rocío.
Eran las horas teñidas por el humo
en espirales de sueños colectivos
una noche poblada de oquedad
donde la nada trepaba hasta la vida.
Miles de sueños muriéndose a la sombra
especie extinguida poco a poco
restos de alas dejados entre las rejas
plumas sangrantes posadas en los tejados.
La ley del silencio llegando hasta las ramas
a los huecos de las palmeras frente al viento
nadie despierta las fantasías dormidas
cantos de plomo acunan sueños.
Y tan sonriente, sin embargo
Era tan perfecta su sonrisa
estaba allí flotando sobre la acera
desafiando el rugir de los motores
burlándose del smog y el griterío.
Ella, tan negra y tan sonriente
tan despeinada y tan sonriente
con la miseria pegada en el vestido
y sonriente hasta ser la sonrisa misma.
Sonreía y ya no había una esquina
ni un semáforo, ni bocinas ruidosas
estaba sólo ella, su sonrisa
una lluvia de perlas desafiantes.
De los labios le caía la risa desgranada
bailoteaba en sus senos con soltura
era ya ritmo en sus caderas
y se le escurría hacia el suelo vuelta lodo.
Entonces el polvo se tragaba los motivos
porque era tan pobre y tan descalza
tan harapienta y despeinada
y tan sonriente, sin embargo.
Era la desnudez del cielo claro
estrellas en carne viva, sangrante
la brisa transportando girasoles
canto de grillos azorados.
La noche estaba irrumpiendo entonces
había sapos saltando a la deriva
almas bailoteando en los faroles
recuerdos cubiertos de rocío.
Eran las horas teñidas por el humo
en espirales de sueños colectivos
una noche poblada de oquedad
donde la nada trepaba hasta la vida.
Miles de sueños muriéndose a la sombra
especie extinguida poco a poco
restos de alas dejados entre las rejas
plumas sangrantes posadas en los tejados.
La ley del silencio llegando hasta las ramas
a los huecos de las palmeras frente al viento
nadie despierta las fantasías dormidas
cantos de plomo acunan sueños.
Y tan sonriente, sin embargo
Era tan perfecta su sonrisa
estaba allí flotando sobre la acera
desafiando el rugir de los motores
burlándose del smog y el griterío.
Ella, tan negra y tan sonriente
tan despeinada y tan sonriente
con la miseria pegada en el vestido
y sonriente hasta ser la sonrisa misma.
Sonreía y ya no había una esquina
ni un semáforo, ni bocinas ruidosas
estaba sólo ella, su sonrisa
una lluvia de perlas desafiantes.
De los labios le caía la risa desgranada
bailoteaba en sus senos con soltura
era ya ritmo en sus caderas
y se le escurría hacia el suelo vuelta lodo.
Entonces el polvo se tragaba los motivos
porque era tan pobre y tan descalza
tan harapienta y despeinada
y tan sonriente, sin embargo.