RECURSO DE AMPARO ANTE UN LIDERAZGO IRRESPONSABLE
Por José L. Tavárez Henríquez
Una de las características del ejercicio político en nuestro país es que la oposición se entiende como obstaculización de quienes ejercen el poder. Bajo ese supuesto, mientras peor gobierne el partido de turno, mejor para el propósito de quienes pretenden alcanzar el poder. Esa cultura del ejercicio político dominicano se ha desarrollado por la ausencia de una clase política que actúe en función de objetivos estratégicos nacionales que se impulsen con independencia de quién gobierne o esté en la oposición.
Una prueba de esta carencia la hemos tenido en días recientes con los desórdenes, promovidos y apoyados por la oposición, en las zonas turísticas del país. Mientras menos turistas vengan al país menor será el ingreso de divisas y mayores las dificultades para cubrir compromisos económicos o invertir en obras públicas. En pocas palabras, peor será la gestión de gobierno, mayor el disgusto de la gente y mejores las oportunidades de la oposición para acceder al poder. Se trata de una lógica perversa, pero funcional al propósito mediático de alcanzar el poder.
Dentro de este marco oposicionista a ultranza se inscriben los intentos por boicotear la Reforma Constitucional en la que se viene trabajando desde hace más de un año. No es coincidencia el hecho de que los principales abanderados en esta lucha contra la referida reforma sean los mismos que se marginaron de la consulta que se hizo a la ciudadanía y en la que participó todo el que quiso. El argumento actual para oponerse es el mismo de siempre, la falta de legitimidad pues no se está haciendo a través de una Asamblea Constituyente.
Estos grupos de sociedad civil y partidos políticos se escudan tras la demanda de participación popular en la reforma. Ellos quieren realizar nuevas elecciones para elegir a otros diputados constituyentes, con el velado propósito de que se le dé largas a este asunto y finalmente no se haga ninguna reforma. Esta y no otra es la intención de las actuales escaramuzas legales y de propaganda mediática en contra de la Reforma Constitucional.
De buenas a primera esta gente nos quiere convencer de que el actual congreso se propone realizar una contrarreforma, dando por sentado que la actual Carta Magna, producida bajo el tutelaje especial de Trujillo y Balaguer, es más avanzada y progresista que esta, con el aporte de hombres y mujeres consultados/as en todo el territorio nacional, de un grupo selecto de prestigiosos abogados del país y por los actuales legisladores electos en un proceso democrático y con representación plural de todo el espectro político nacional.
A muchos nos cuesta trabajo entender este fundamentalismo opositor que prefiere seguir bajo el instrumento Trujillo-balaguerista, a intentar una reforma en base a un amplio consenso de los sectores más representativos de la nación. Mayor credibilidad tendrían estos sectores radicalizados en contra de la reforma si hicieran señalamientos concretos sobre aspectos específicos a modificar en tal o cual sentido. Pero no, se trata de descalificar el esfuerzo de muchas personas de cuya capacidad y honorabilidad existen pocas dudas.
Por eso, cuando oigo sobre Recurso de Amparo y otros recursos en contra de la proyectada Reforma Constitucional, sólo me inspira pedir al Altísimo que ampare al pueblo dominicano para que un liderazgo tan irresponsable e insensato no alcance el propósito, velado o manifiesto, de impedir que avancemos como sociedad hacia niveles superiores de convivencia y bienestar.
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