SEMBLANZA DE JOSÉ LUCÍA TAVAREZ HENRÍQUEZ
Nació el 14 de Diciembre de 1954 en Sabana de la Mar, donde también cursó sus primeros estudios. Es el tercero de cinco hijos (tres varones y dos hembras) procreados por el Señor Blas Tavárez y la Señora Argelia Henríquez (fallecidos).
En el año 1974 ingresó al Seminario Menor San Pablo de Higŭey y tres años más tarde al Seminario Mayor Santo Tomás de Aquino en Santo Domingo. En 1980 egresa del Seminario habiendo concluido los estudios superiores en Filosofía y Humanidades. Ese mismo año se traslada a Santiago de los Caballeros para concluir los estudios filosóficos en la Universidad Católica Madre y Maestra, meta que logra dos años más tarde al obtener el título de LICENCIADO EN FILOSOFÍA – SUMMA CUM LAUDE.
José Tavárez también es egresado de la carrera de Psicología – Magna Cum Laude- y posee una Maestría en Literatura Hispanoamericana, ambas por la PUCMM.
Desde hace más de 20 es profesor de la PUCMM, donde ha impartido diversas asignaturas, entre ellas, Filosofía, Ética, Historia Dominicana, Historia del Pensamiento Occidental, Literatura y Psicología. Actualmente es profesor para las Escuelas de Psicología y Filosofía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, recinto Santiago (CURSA)
Otros roles profesionales desempeñados por Tavárez han sido el de Coordinador de Programas de Asistencia Médica y Educación Popular para braceros en Esperanza y Montellano (Entre 1981 y 1987), Gerente de Recursos Humanos de la Compañía Anónima Tabacalera (Entre 1996 y 1999), Director del Colegio La Esperanza (Entre el 2000 y 2001) Consultor y Técnico en el área de Prevención de Violencia Intrafamiliar para diversas instituciones, entre ellas INTEC, Empresas León Jiménez y el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social.
El Lic. Tavárez ha escrito las colecciones de poemas “Del mismo peso que la sombra” y “Los girasoles del patio”. Con esta última obtuvo el Primer Lugar del Concurso Literario de la Alianza Cibaeña (1989). También fue premiado en dos ediciones (cuentos y poesías) del Concurso Literario de Navidad del Arzobispado Nuestra Señora de la Altagracia.
El Lic. José Tavárez está casado con la Dra. Magda Rodríguez, tiene seis hijos: Víctor José, Bertha Lucía, Carlos José, Pablo Domingo, Sara Altagracia y Esther María. Esta familia es su gran alegría y su mejor motivo para seguir adelante.
POEMAS PARA ANTOLOGÍA POETAS DE LA ERA
Del mismo peso que la sombra
Imagen diluida, caminante
alguien de paso siempre a ningún lado
hoja amarilla vencida por el viento
ave rara sin tiempo y sin espacio.
Algo como la brisa vagabunda
que despeina la hierba y los rosales
un aliento de nardos para nadie
solo el ocio deviene necesario.
Un pelotón de voces que se estorban
el grito destrozado entre las rejas
y donde corrieron la vida y los motivos
hay solo un nombre tendido en los escombros.
La nada es el resumen de la historia
cosas del mismo peso que la sombra
sueños que sueñan bajo su propio espacio
donde aveces ni duele la esperanza.
Mujer
Cuando la ternura dejó de ser palabra
fue mujer dormida sobre espumas
y anduvo descalza por la playa
recogiendo estrellas extraviadas.
Mujer definitiva, para siempre
en mitad del viento con sus hojas
sobre el humo disperso de las calles
entre el ruido y la calma de las cosas.
Mujer en espirales infinitas
con almendras dormidas en el rostro
con la vida presente en todas partes
y la gracia situada en algún lado.
Mujer, eco detrás de las fronteras
espacio a la imaginación posible
voz derramada y fresca como lluvia
y un signo que la nombra, la ternura.
TRINOS
Los pájaros saltan en las ramas
se hacen libertad en cada trino
tus manos recogen los trinos desprendidos
y vuelan libremente con las mías.
Los Girasoles del Patio
Ese gusto por los colores me viene desde lejos
fue aprendido entre las breñas
siguiendo el vuelo del zumbador errante
y el pequeño arco iris pintado en sus alas.
Me gustaba el sol metido entre la lluvia
las hojas amarillas danzando en su caída
el verde del pasto creciendo bajo el tiempo
y la paja herida por el acero brusco.
Tal vez desde entonces amaba la belleza
los colores desprendidos de la tarde
mi instinto viajaba tras tus ojos
y se detenía en los girasoles del patio.
En lugar de la tarde
Si no tuviera que hacer con estas horas
escribiría un poema interminable
para ventilar mis motivos inconfesos
y para ti sin duda.
Pero la tarde me asedia con ruidos
debo esquivar las nubes de palomas
dejar pasar el tiempo inexorable
y pensar, pensar, pensar.
Sí ahora te escribiera
mi poema estaría lleno de estudiantes
deportistas corriendo a todos lados
y hojas amarillas danzando a la deriva.
Como ves
mi poema sería un mosaico de impresiones
con datos inconexos del planeta
y estarías allí en el tumulto.
Por eso
como no sé qué hacer con esta tarde
pienso en ti, y si supiera
tú serías mi poema, estoy seguro.
Era
Era yo un camino de piedras dormidas
un trazo violento dejado en el suelo
tiempo amontonado como polvo estéril
los sueños hervían para morir luego.
Era un camino lejos de la sangre
lejos de la vida, el agua y la risa
iban mis amigos callados y tristes
bajo tres estrellas, rotas, desteñidas.
Era el pasado, todavía sin ti
marcha bajo el eco dolorido y sordo
todo previo a lo bello y tierno
anterior también a rosas y besos.
Luego en vez de piedras estaban tus ojos
tu piel abría camino a mis sueños
la vida trepaba hasta tus colinas
y tus manos iban recogiendo estrellas.
Solo El Llanto
El hombre miró al cielo
el humo entorpeció sus pasos
trepó por el sueño lentamente
y miró desde lo alto la tristeza.
Anduvo a tientas sobre el lomo de la tarde
tropezó a ratos con raíces de la lluvia
sintió humedad corriendo por su espalda
y siguió sin rumbo siempre andando.
Le sangraban los pies y el pensamiento
la llovizna era roja en los tejados
las ondas del olvido se expandían
y del hombre trascendía solo el llanto.
Ahí Están Esas Vainas
Ahí están esas vainas resecas de la acacia
parece que nada tienen en común con nosotros
ellas desnudan su risa al pasar el viento
la nuestra va de luto hace algún tiempo.
Tiempo Desnudo
Emigrada por fin la última garza
todo el tiempo me quedó en las manos
sin ninguna forma, derramado
sin atributo alguno, sólo el tiempo.
El espacio se ha ido con las garzas
el día fue arrancado desde el alba
se llevaron los árboles y calles
y barrieron la estela de los astros.
Tiempo desnudo y sin fronteras
ni vestigios quedaron de las cosas
la sangre es la unidad del tiempo
increcendo constante de un latido.
Minutos afiliados hundiéndose en el alma
más allá de las horas sucumben los motivos
tu imagen misma se disuelve
y se agotan los últimos testigos.
Desde ahora y para siempre
no habrá destino para los recuerdos
apagado estará el faro en tus dominios
y debajo del tiempo solo niebla.
PARA SEGUIR ANDANDO
Aunque bregue con lo duro de estas horas
y me asalte artero el desencanto
siento el deber de andar
y pienso en tí
para seguir andando.
NACIDA EN ENERO PARA SIEMPRE
En algún lugar del mundo habría nieve
gente caminando bajo abrigos grises
aves amorradas en las ramas desnudas
y niños tiritando al desamparo.
Bajos las alas extendidas del invierno
la vida seguía fluyendo sin embargo
las parturientas sembraban de llanto la esperanza
y la savia de trenes nutría las estaciones.
Aunque era invierno en todas partes
el trópico se aburría de verde, como siempre
los ruiseñores dormían de trinos los naranjos
y las flores se recostaban contra el viento.
Entre tanto, nacías en enero para siempre
los fusiles florecían en la sierra
el temor de los tiranos se extendía
y un proyecto de pan parecía cierto.
Nacías en enero, como he dicho
una espiga cubierta de rocío
con las manos repletas de luceros
y la gracia ceñida a la cintura.
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