LOS BLIMBLINES DE LEONEL: Para Andrés L. Mateo (I)
Por José L. Tavárez Henríquez
Días atrás, el exquisito literato Andrés L. Mateo, escribió un artículo titulado “Leonel y los blimblines”, donde hace hincapié en la supuesta vaciedad del discurso del presidente. Para dejar clara su intención empieza definiendo “blimblines” como, “esos artefactos brillantes, guindajos dorados, guillos barrocos, cachuchas ladeadas y lentes de querubines, que hacen creíble la alternativa de la mentira que en la ceremonia el reguetonero despliega”. (Clave Digital, 13 de agosto de 2009, p.25)
Más adelante, para que no queden dudas del rol de prestidigitador que le atribuye a Fernández se pregunta de forma retórica: “¿Cómo es posible que el gobernante de todos los dominicanos hable como si no habitáramos el mismo espacio geográfico, como si la realidad se pudiera esfumar con el signo suficiente del lenguaje?” (Ibídem)
Mateo parece convencido de que el país se cae a pedazos, en oposición a la valoración positiva y optimista que esboza el presidente: “Sus blimblines esfuman al país verdadero. Un país con uno de los índices más altos de inequidad social. Una nación lastrada por la corrupción generalizada. Una oferta educativa en el escalón más bajo de la valoración mundial. Un sistema de salud que es la antesala al infierno de Dante. Un país sin energía para el desarrollo. Una nación abatida por la delincuencia. Un nivel de pobreza cercano a la destrucción del colchón de la pequeña burguesía, y un larguísimo rosario de vicisitudes, no se pueden disolver en la capacidad verbal de un Presidente que se cree con la licencia platónica de hablar libre de las restricciones de lo concreto” (Ibídem)
Las consideraciones de Andrés L. Mateo, guardan una sospechosa coincidencia con la campaña, ya un poco manida, de que “Leonel habla bonito pero no dice nada, o peor, son puras mentiras cuanto dice”. Esto como parte de una rabiosa oposición tiene sentido, pues la descalificación del contrario es un recurso tentador en la lucha política.
De Andrés sabemos de sus inclinaciones filoperredeístas, incluso para algunos él representa la cumbre de la intelectualidad de esa parcela política. Llama sin embargo la atención el hecho de que caiga en el lugar común, que apenas si le deferencia por el cúmulo de metáforas, de la vocinglería opositora levantada, con más rabia que razón, en contra del presidente y todo lo que él representa.
El rigor lógico al que no puede sustraerse la disciplina del pensamiento de Mateo le obliga a encontrar fundamento en la cosa juzgada, vale decir, la realidad dominicana. De ahí sus referencias a las situaciones de salud, educación, electricidad, inseguridad y demás males que nos acogotan como sociedad.
Difícilmente alguien pudiera no estar de acuerdo con el estado de cosas que menciona el brillante intelectual dominicano, pues se trata de verdades de Perogrullo. El problema radica en la perspectiva que asume al contar la historia, donde existen notorias omisiones, a las que me referiré en un próximo artículo.
El autor es filósofo, psicólogo y profesor universitario. Email: jotatavarez@yahoo.com
LOS BIMBLINES DE LEONEL: Para Andrés L. Mateo (y II)
Por José L. Tavárez Henríquez
Al presentar el discurso de Leonel como desconectado de la realidad real y dar como prueba los diversos males que padece nuestro país, el Dr. Andrés L. Mateo ha dejado de lado el enfoque holístico, tan útil para analizar los procesos históricos, tal vez porque para los fines de su exposición no resulten convenientes las comparaciones espacio-temporales.
Un enfoque más integrador obligaría a contabilizar cualquier avance que hayamos podido tener como país bajo la dirección de Leonel y el PLD. En efecto, al hablar de los odiosos apagones que nos afectan sería bueno recordar cuál ha sido el comportamiento de este servicio en los últimos 50 años y preguntarse honradamente ¿Fue mejor en el pasado, especialmente bajo las administraciones perredeístas? Las evidencias no parecen corroborar una respuesta afirmativa a esta pregunta.
Un país que no produce petróleo, que ha negociado pésimos contratos con los suplidores de energía y donde una buena parte de los usuarios no paga el servicio energético, ¿puede aspirar a 24 horas de luz? No parece realista esta aspiración, lo que sí resulta cierto es que bajo la tutela de Fernández el sistema ha mejorado significativamente en términos de generación, electrificación de comunidades rurales, reducción de los apagones y cobro del servicio.
La inversión en educación y salud sigue por debajo de lo deseado, pero resulta mezquino no reconocer que ha mejorado, tanto en el volumen que se invierte como en la proporción del PIB. A manera de ejemplo recordemos que durante la última gestión del PRD la inversión educativa se redujo, al pasar de 2.3% del PIB en que la había dejado Leonel en el año 2000, a sólo 1.5% en el 2004, elevándose nuevamente a 2.5% del PIB para el 2007. El comportamiento en el campo de la salud fue similar, se redujo al 1.2% del PIB en el 2004, incrementándose al 1.9% en el 2007.
Somos un país lastrado por la corrupción, de eso estamos convencidos todos los dominicanos, pero ¿han sido los gobiernos de Leonel y el PLD los más corruptos que ha tenido este país? La mayoría no lo cree, como se puso de manifiesto en la última encuesta de la Gallup, aun en medio de una brutal campaña mediática en contra de funcionarios de esta administración, con todas las bocinas abiertas, al máximo volumen, para detractarlos.
Esa Caja de Pandora, contentiva de todos los males del país, no fue abierta por Leonel, como parece sugerir Mateo; por el contrario ha mostrado empeño en contrarrestarlos, luchando al mismo tiempo para neutralizar las zancadillas y malas artes de una oposición fundamentalista cuya apuesta es a empeorarlo tanto como sea posible.
Detrás de esos blimblines de que nos habla el ensayista Mateo, lo que parecen artilugios de magia son los hechos que están ahí a la vista de todos: Recuperación milagrosa del país, luego del tsunami que lo arrasó en el período 2000-2004. Inversiones en infraestructuras diversas, fortalecimiento del marco legal e institucional del Estado, mejora de los servicios públicos y estabilidad macroeconómica. Todo esto en medio de la crisis económica y financiera más profunda que haya vivido la humanidad en los últimos 70 años.
Los críticos de Fernández quisieran oírle clamando miseria aquí y en el extranjero, como si con ello pudiera atraer la caridad internacional. Que se sume a los augurios catastrofistas de quienes consideran que nos estamos cayendo muertos. Que el presidente acepte las profecías de Andy y Escuder de que la economía colapsará de un momento a otro, lo que no ha sucedido en seis años de vaticinios fallidos. Pero mientras a ellos les molesta su optimismo, muchos le exhortan, ¡PALANTE PRESIDENTE!
martes, 27 de octubre de 2009
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